Bracamonte: Figura Clave en la Barra de Rosario
La historia de la Barra de Rosario, una de las instituciones más importantes del fútbol argentino, está íntimamente ligada a la figura de Bracamonte, un nombre que resuena con pasión y leyenda entre los hinchas leprosos. Este formidable delantero, con una técnica exquisita y una potencia arrolladora, dejó una huella imborrable en el club, convirtiéndose en una pieza fundamental en la construcción de la identidad de la Lepra.
Una Llegada Prometedora
Bracamonte llegó a Rosario Central a mediados de la década del 60, proveniente de las divisiones inferiores de Argentinos Juniors. Su llegada despertó la ilusión de una hinchada que ansiaba volver a vibrar con un equipo ganador. Y rápidamente, el joven delantero demostró que tenía el talento y la garra necesarios para cumplir las expectativas.
Un Delantero Excepcional
Bracamonte era un delantero completo. Su habilidad para controlar el balón, su velocidad explosiva, su potente remate y su capacidad para generar juego colectivo lo convirtieron en un jugador temible para cualquier defensa. Además, poseía una gran capacidad goleadora, convirtiéndose en uno de los máximos anotadores de la historia del club.
El Héroe del "71"
El año 1971 marcó un hito en la carrera de Bracamonte y en la historia de Rosario Central. En ese año, el delantero lideró al equipo a la obtención del título de Primera División, un logro que se esperaba desde hacía mucho tiempo. Bracamonte fue el goleador del campeonato, marcando 18 goles y consagrándose como la figura indiscutible del equipo.
Un Legado Imborrable
Bracamonte se retiró del fútbol profesional en la década del 70, pero su legado sigue vivo en la memoria de los hinchas de Rosario Central. Su nombre se menciona con respeto y admiración, recordando su talento, su entrega y su pasión por la camiseta.
Bracamonte es considerado uno de los mejores delanteros que vistieron la camiseta auriazul, un símbolo de la grandeza de la Barra de Rosario y un ejemplo para las futuras generaciones de jugadores. Su historia se entrelaza con la del club, formando parte inseparable de la identidad y la leyenda de la Lepra.