Vaccari: Huracán, de la superioridad a la derrota
El nombre de Vaccari se convirtió en sinónimo de Huracán durante la década de 1970. Su liderazgo en el campo, su habilidad para marcar goles y su visión estratégica lo convirtieron en un ídolo para la afición. Sin embargo, la historia de este gran jugador no solo se define por triunfos, también por una caída estrepitosa que lo dejó marcado para siempre.
El ascenso meteórico de un campeón
Nacido en 1953, Vaccari llegó a Huracán en 1972, un equipo en plena reconstrucción. Su talento se vio reflejado de inmediato en el campo, y rápidamente se convirtió en pieza fundamental del esquema del entrenador Osvaldo Ardiles.
Huracán bajo la dirección de Vaccari experimentó una época dorada. Ganó el Torneo Metropolitano de 1973, la Copa Libertadores de 1973 y la Copa Intercontinental de 1974, consolidándose como uno de los equipos más poderosos del continente.
Vaccari, con su dorsal número 10, se erigía como el líder indiscutido, un mago con el balón que dejaba atónitos a los rivales. Sus goles, su visión de juego, su inteligencia en la cancha, lo transformaron en un referente del fútbol argentino.
La tragedia que lo marcó para siempre
Sin embargo, la vida de Vaccari no estuvo exenta de tragedias. En 1977, la muerte de su esposa y de su hijo menor, un año después del nacimiento de su tercer hijo, lo golpeó profundamente. A partir de ese momento, su rendimiento en el campo se vio afectado.
La depresión y la angustia lo consumían, y aunque seguía siendo un jugador talentoso, su brillo ya no era el mismo. El fútbol, su pasión, se había transformado en un tormento.
La despedida y un legado imborrable
Su paso por Huracán terminó en 1980, con una despedida silenciosa. El ídolo que alguna vez se alzó con la gloria, se retiraba del fútbol profesional dejando un legado imborrable.
Vaccari nunca pudo superar la pérdida de su familia, y su vida posterior se vio marcada por el dolor. Su historia nos recuerda que incluso los héroes, los ídolos, son seres humanos con debilidades y fragilidades.
Su legado en Huracán es innegable: aquellos que vivieron la época dorada del "Globo" lo recuerdan como un genio, un líder y un símbolo de un tiempo glorioso. Su nombre se inscribe en la historia del club, un ídolo caído por la fuerza implacable del destino.